29/08/2019
CADA VEZ funcionan mejor los sistemas de reconocimiento facial. Como en la conocida fábula zen, esto puede ser bueno o puede ser malo.
El lado bueno es que pueden facilitar muchas cosas, como la identificación en los aeropuertos. American Airlines está probando un sistema de reconocimiento facial, que también sirve como boleto, en el aeropuerto internacional Dallas-Fort Worth.
El lado malo es que, como las cámaras tienen cada vez mejor resolución, la vida privada es cada vez menos privada. Una escuela sueca acaba de tener problemas por esto. Estaba llevando a cabo un proyecto piloto utilizando cámaras durante tres semanas con 22 alumnos para controlar su asistencia a clases. La Agencia de Protección de Datos sueca la multó con 20 mil euros (16 millones de pesos) por utilizar tecnología de reconocimiento facial para controlar la asistencia de sus alumnos. Lo curioso es que el colegio había conseguido el consentimiento de los padres de los niños, según publicó el Comité Europeo de Protección de Datos. No obstante, el organismo regulador consideró que existía un claro desequilibrio entre los dueños de los datos y quienes controlan esta información ahora.
Es la primera multa que impone la agencia sueca (DPA) alegando que se están violando varios artículos del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea.
La Comisión Europea está considerando introducir reformas radicales en la regulación del reconocimiento facial para proteger a los ciudadanos de la vigilancia pública, indicó el jueves 22 de agosto el Financial Times. La nueva legislación podría limitar “el uso indiscriminado de la tecnología de reconocimiento facial”. Los ciudadanos deben saber cuándo se utilizan estos datos.
Los europeos no son los primeros. En mayo pasado, la ciudad de San Francisco prohibió los sistemas de reconocimiento facial. “Con este voto, San Francisco ha declarado que la tecnología de vigilancia facial es incompatible con una democracia sana y que los residentes merecen tener voz en las decisiones sobre la vigilancia de alta tecnología”, señaló Matt Cagle, de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), a la BBC.
El asunto da para debate: tiene lados buenos y lados malos. Mientras en Quillota se jactan de que la comuna se adjudicó “cuatro modernas cámaras de vigilancia con reconocimiento facial, gracias al Plan Calle Segura”, en Hong Kong los manifestantes se dedican a derribar torres equipadas con cámaras de vigilancia de reconocimiento facial.