29/07/2024
Cuando alguien pone en entredicho el resguardo de la propiedad intelectual y el derecho de autor, me pongo alerta.
La mañana del último día del CONTEC —encuentro que la Feria del Libro de Frankfurt organizó en Santiago— estuvo dedicada a la Inteligencia Artificial (IA) en el lenguaje y la industria del libro, con énfasis en la propiedad intelectual. Me pareció ver a todos los panelistas muy optimistas con los beneficios para el ecosistema del libro, pero al revisar sus biografías quedé con la impresión de que ninguno era del sector creativo ni que vivía de alguna manera del derecho de autor. Por un momento sentí que se presentaba al derecho de autor como una traba al acceso al conocimiento. En este invierno, mi optimismo con el futuro del trabajo de miles de personas creadoras se había congelado.
Unos ejemplos que me llaman la atención sobre el resguardo de los derechos de autor, la tecnología y la legislación:
1. LA PLATA SE LA LLEVA OTRO
El artículo 71 K de la Ley de Propiedad Intelectual de Chile establece que “bibliotecas y archivos que no tengan fines lucrativos podrán, sin que se requiera autorización del autor o titular, ni pago de remuneración alguna, efectuar la reproducción electrónica de obras de su colección para ser consultadas gratuita y simultáneamente”. Entonces, cualquier institución se acostumbró a comprar un ejemplar impreso para escanearlo, transformándolo en un PDF que ofrece a miles de usuarios. Lo normal en todos los países es que una persona escribe un libro, una editorial invierte en publicarlo y hacer una estrategia de marketing, buscando generar ingresos para pagar esa inversión y pagar los derechos de autor a la persona que lo escribió. En Chile eso no está ocurriendo, ya que el dinero se lo lleva la empresa que hace el escaneado y la institución que contrata el servicio se olvida del pago y resguardo del derecho de autor.
2. IA EN VEZ DE ILUSTRADORES
En la Feria del Libro de Bogotá 2024 tuve una reunión con el director general de una editorial de textos escolares, de un país latinoamericano, quien me contó que había reemplazado al equipo de ilustradores por una IA. Tuve la oportunidad de tomar los libros en mis manos y las ilustraciones eran pertinentes a la materia del texto y muy atractivas.
3. EMPRESAS DE SERVICIOS BASADAS EN EL CONTENIDO DE OTRO
Cuando veo las suscripciones a servicios de plataformas que generan resúmenes de libros, siempre me queda la duda de si consiguieron autorización para generar este nuevo contenido a partir de un libro escrito por otra persona. También pensaba en un servicio de talleres o cursos generados por una IA, en donde se pueden estar alimentando de bibliotecas gigantescas o de todo el catálogo de una editorial técnica. El pago de la suscripción se lo lleva la plataforma que entrega el servicio, ¿repartirá algo?
4. ¿SE QUEDARÁN DALL-E Y MIDJOURNEY CON LOS TRABAJOS DE ILUSTRACIÓN?
En el caso de las plataformas generadoras de imágenes, ¿les llegará algo del dinero recaudado a las personas que crearon el material del cual se alimentaron? La respuesta de ChatGPT: “No hay información oficial que indique que DALL-E o Midjourney se hayan alimentado específicamente de Getty Images. Los detalles exactos sobre los conjuntos de datos utilizados para entrenar estos modelos no siempre se divulgan públicamente debido a razones de propiedad intelectual y licencias”. Desconozco la situación financiera de Getty Images o Shutterstock, pero algo me dice que no deben ser las estrellas de la bolsa.
Cuando se abrió la ronda de preguntas en el CONTEC, una ilustradora expresó el miedo que tenía de quedarse sin trabajo y uno de los panelistas le respondió que debería estar optimista ya que al utilizar bien estas herramientas ella podría hacer 100 ilustraciones en el mismo tiempo que hoy le toma realizar una. No me aguanté y, sin pedir la palabra, grité desde mi asiento:
“¡Sí!, pero ¿quién la va a contratar?”…
Realmente, ¿cuántas empresas, que antes contrataban a una persona para ese trabajo, necesitan 100 ilustraciones?
Me declaro un usuario intensivo de ChatGPT, promotor de la innovación y el uso de la tecnología en el ecosistema del libro. Todo esto con el fin de promover el acceso a los libros, fomentar la lectura y potenciar la publicación de nuevas obras. El derecho de autor está detrás de todo esto. Debemos educar a las nuevas generaciones sobre la propiedad intelectual para que el resguardo de los derechos de autor sea algo normal.
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